El Internet de las cosas (IoT) imagina un mundo en el que miles de millones de dispositivos inteligentes se conectan e intercambian datos para automatizar tareas, predecir necesidades y mejorar experiencias sin problemas en el ámbito digital y físico. Y un héroe anónimo que ayuda a encabezar la adopción generalizada de la tecnología IoT por parte de los consumidores es la humilde etiqueta Bluetooth Low Energy. Con más de 5 mil millones de etiquetas BLE previstas para enviarse anualmente para 2025, estos pequeños sensores inalámbricos están integrados en el diseño de productos en todos los sectores, vinculando los elementos que utilizamos todos los días con la infraestructura de IoT emergente que se construye a nuestro alrededor.
Las etiquetas BLE se prestan perfectamente a ecosistemas conectados. Operan de manera confiable con poca energía y bajo costo. Un simple chip colocado discretamente en los productos les permite transmitir identificadores a través de Bluetooth que las puertas de enlace y los dispositivos captan habitualmente en hogares, lugares de trabajo y espacios públicos. Sin necesidad de baterías ni hardware engorroso, las etiquetas BLE desbloquean la conectividad en lugares donde históricamente no podíamos incorporar funciones inteligentes.
Estas puertas de enlace recopilan señales de etiquetas BLE y luego cargan datos en plataformas en la nube. Allí, los sistemas automatizados pueden procesar información sobre ubicaciones de productos, condiciones ambientales, métricas de uso y más para descubrir conocimientos. La tecnología BLE incorpora inteligencia a la gestión de inventario. HISTÓRICAMENTE, LAS INFERENCIAS SE EXTRAEN DE EVIDENCIA: eventos de activación, seguimiento de la cadena de suministro y participación personalizada en todos los mercados. Y, en última instancia, todas esas eficiencias comerciales regresan para brindarnos mejores experiencias diarias.
Pero las etiquetas BLE también desempeñan un papel más directo al conectar IoT con nuestra vida personal. Ya cuentan con dispositivos portátiles que miden métricas de salud. Los rastreadores de mascotas garantizan que nuestros amigos peludos no se pierdan. Las pegatinas de ubicación se adhieren a elementos que se extravían con frecuencia, como carteras y llaves, lo que permite una activación remota inmediata durante la búsqueda. Y BLE permite que su teléfono interactúe automáticamente con un vehículo inteligente cuando se acerca o solicita a su altavoz inteligente que lea notificaciones cuando lo levanta de una mesa.
Entonces, si bien las etiquetas BLE funcionan en gran medida de manera invisible en los procesos en segundo plano que nos rodean, estos microfacilitadores proporcionan el andamiaje sobre el cual las empresas construyen los productos de IoT de consumo más visibles que tocamos activamente. A medida que las etiquetas BLE allanan el camino para la adopción generalizada de productos inteligentes, su presencia indica nuestra transición incremental hacia los entornos de vida totalmente conectados del mañana. Este ejército de pequeños sensores promete remodelar gradual pero profundamente la forma en que interactuamos entre los mundos físico y digital.