A medida que las etiquetas Bluetooth Low Energy (BLE) y sus redes se integran en áreas cada vez mayores de nuestros entornos comerciales y personales, esta pequeña tecnología asume una inmensa responsabilidad: proteger la privacidad y seguridad de las personas mientras se generan nuevos datos en segundo plano. Si bien las etiquetas BLE crean oportunidades para mejorar muchos aspectos de cómo funcionan los espacios y productos para los usuarios, la naturaleza de la conectividad inalámbrica constante también presenta riesgos si no se maneja de manera responsable.
Las etiquetas BLE producen señales de datos frecuentes que contienen identificadores únicos de dispositivos, así como lecturas de sensores que transmiten temperatura, aceleración y otros detalles situacionales. Los portales locales captan estas transmisiones en tiempo real y obtienen información sobre los comportamientos, las elecciones y los estilos de vida de las personas mucho más allá de la conciencia o el consentimiento de los consumidores. Y las empresas obtienen además inferencias sensibles al combinar esta telemetría granular de dispositivos en todas las ubicaciones y análisis demográficos en la nube.
Sin gobernanza, las marcas se exponen a la explotación de datos con capacidades de seguimiento tan intensivas. Pero si bien los servicios de localización en interiores constituyen gran parte del atractivo inicial de las etiquetas BLE, lo que elegimos observar y registrar a través de estos sensores en el futuro sigue siendo indefinido: una posibilidad precaria a medida que se expanden las opciones de conectividad integrada.
Sin embargo, las etiquetas BLE permiten la recopilación responsable de datos cuando las implementan de manera ética por socios confiables. Los protocolos de seguridad como el cifrado protegen los paquetes transmitidos. Los principales grupos de proveedores de TI también han establecido mejores prácticas para los requisitos de permisos, la transparencia en torno a los propósitos de recopilación y las convenciones de caducidad de datos para proteger contra infracciones de privacidad relacionadas con los sensores de señalización BLE.
Además, los consumidores encuentran beneficios en algunas funciones de seguimiento de BLE por motivos de seguridad al permitir que los dispositivos compartan selectivamente la ubicación o el estado de actividad cuando sea útil. Las empresas que obtienen la aprobación de los clientes para usos constructivos emplean aún más estas capacidades de generación de informes de manera responsable.
En muchos sentidos, las políticas maduras de datos de etiquetas BLE todavía se encuentran en las primeras fases de desarrollo en comparación con la supervisión que rige las tecnologías residentes como GPS o WiFi. Pero los perfeccionamientos continúan transformando los estándares de la industria en un pilar confiable a medida que el número global de dispositivos asciende a miles de millones. Mientras los principios de protección de la privacidad y la implementación de prácticas de seguridad se aceleren junto con el alcance del mercado, las etiquetas BLE prometen introducir una funcionalidad mejorada en todo tipo de entornos con un riesgo mínimo. La pequeña tecnología tiene un inmenso potencial para mejorar los espacios cuando los cuidadores éticos la empoderan de manera responsable.