Es difícil imaginar la vida hoy sin Wi-Fi. Dependemos de él para todo, desde la transmisión de vídeos y música hasta la conectividad IoT y las copias de seguridad inalámbricas. Pero pocos se dan cuenta de lo lejos que ha llegado el Wi-Fi en las últimas décadas.
El Wi-Fi tiene sus orígenes en la década de 1980. NCR Corporation y AT&T inventaron el precursor de Wi-Fi, una tecnología de red inalámbrica llamada WaveLAN. Funcionaba a 900 MHz y ofrecía velocidades de hasta 1 Mbps, ¡nada mal para la época!
Las cosas realmente despegaron en los años 90 cuando IEEE lanzó los estándares 802.11. Diseñado para conexiones inalámbricas de 1 a 2 Mbps, 802.11 se adaptó rápidamente a la banda sin licencia de 2,4 GHz. Esto permitió un rendimiento de hasta 11 Mbps evitando interferencias. Así nació el Wi-Fi.
La tecnología continuó mejorando a principios de la década de 2000. 802.11b aumentó las velocidades a 11 Mbps, mientras que 802.11a/g ofreció conexiones aún más rápidas de 54 Mbps. Esto finalmente convirtió al Wi-Fi en una alternativa viable a Ethernet para muchas aplicaciones. La adopción comenzó a dispararse, especialmente con el auge de las computadoras portátiles y los teléfonos inteligentes.
Hoy en día, la mayoría de los dispositivos contienen conjuntos de chips Wi-Fi. Los hogares, escuelas, oficinas y áreas públicas están cubiertos de puntos de acceso inalámbrico. El último estándar 802.11ac permite velocidades fenomenales de varios gigabits, y 802.11ax de próxima generación aumentará aún más la eficiencia y el rendimiento.
Algunas innovaciones novedosas también están en el horizonte. Las redes en malla están ampliando dinámicamente la cobertura a través de múltiples puntos de acceso. Wi-Fi 6E abre la nueva banda de 6 GHz para reducir la congestión. Wi-Fi 7 introducirá velocidades alucinantes de hasta 30 Gbps gracias a canales masivos de 320 MHz y 4K QAM. La conectividad inalámbrica está logrando hazañas que antes se consideraban imposibles.
Por supuesto, todavía existen desafíos. La seguridad sigue siendo una preocupación, y los métodos de cifrado están en una carrera armamentista perpetua contra los piratas informáticos. El consumo de energía, las interferencias y la penetración de la señal también requieren mejoras continuas. Pero las mentes más brillantes de la ingeniería continúan llevando el Wi-Fi a nuevas alturas.
Desde admitir unos pocos megabits en espacios limitados hasta cubrir ciudades y entregar terabits, el Wi-Fi ha recorrido un camino notablemente largo. Hoy en día sustenta innumerables aplicaciones, desde la navegación en interiores hasta la realidad aumentada. A medida que la tecnología avance, Wi-Fi evolucionará a la par para ofrecer una conectividad inalámbrica cada vez más rápida y confiable. El Internet de las cosas y los casos de uso de misión crítica seguirán impulsando la innovación. Si bien las redes cableadas todavía tienen un lugar, el Wi-Fi se ha convertido claramente en la forma preferida de desconectar dispositivos y desbloquear la movilidad. El futuro sigue siendo brillante para este estándar inalámbrico indispensable en el corazón de nuestro mundo conectado.